
Ahora que lo recuerdo, pienso ¡bendita tecnología! Y sí. Porque ella permitió que esa canción tan linda pudiera llegar a los oídos de tantos radioescuchas, que se le pudiera grabar en una cinta, y que una pequeñita la escuchara y cantara sin parar.
Poco después, usé por primera vez una computadora. Fue una IBM XT, muy “antigua” por cierto (hace 6 años vi una igual en un museo en Washington D.C.). En un diskette de esos grandes había un juego llamado Jump Man, de un hombrecito que esquivaba piedras y otros obstáculos para comer todas sus comiditas - valga la redundancia – en el menor tiempo posible. Con seis años llegué a ser experta en el juego y superé los records de mi papá. Eso me ayudó a descubrir que el empeño y la práctica constante rinden frutos.
Otro momento en el que la tecnología fue importante en mi vida fue en 1998, año en que mi papá partió a Holanda para hacer una maestría. Estuvo allí año y medio y el e-mail fue nuestro medio de comunicación principal. Nuestra primera conexión a Internet dependía de la línea telefónica, por lo que instalamos en la computadora (una nueva, no la IBM XT) el Outlook Express para poder almacenar los correos electrónicos en la memoria de la PC y redactarlos sin necesidad de estar usando la conexión telefónica.
Y ahora, que reflexiono sobre el tema, sólo me queda agradecer a Dios por brindarme en la tecnología un instrumento de ayuda para disfrutar de tantos momentos y experiencias. Y sobre todo le agradezco el haberme dado el criterio para saber utilizarla. Por ejemplo, hoy día le agradezco haberme permitido reír viendo la televisión, informarme sobre los últimos acontecimientos al escuchar la radio, conducir un vehículo genial a la par que cantaba las canciones de la radio, y tener la posibilidad de solicitar a alguien la foto del primer arco iris que veo en mi vida. ¡Ah!, y agradezco el haber escuchado de nuevo “See you in September” en You Tube. Lo disfruté tanto como cuando tenía cinco años.