Páginas

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Los Hombres También Tienen Derecho


Existe el debate sobre el lugar que las mujeres deben ocupar en la sociedad. Durante muchos años, las mujeres fueron “destinadas” a quedarse en casa con los hijos mientras el hombre salía a ganarse el pan de cada día. Pero con el pasar del tiempo, las mujeres quisieron explorar otras destrezas y brindar mayor variedad de aportes a la sociedad. Poco a poco fueron consiguiendo derechos y ahora, sí lo desean, pueden ser Premio Nobel en Economía o una habilísima carpintera metálica.

Y con estos nuevos retos a cumplir en la sociedad, surgió el “dilema” de “elegir” entre el trabajo o el hogar. Por lo menos así es como lo plantea la Ideología de Género, según la cual las diferencias entre hombre y mujer, con respecto al pensar, obrar y valorarse, son fruto de la cultura y la época; mas no determinadas por el sexo de cada persona. Específicamente en este caso, esta ideología indica que una mujer que tiene un hijo NO ES madre, sino ha aprendido de la sociedad este ROL, por lo que la familia sería un obstáculo para que las mujeres se desarrollen profesionalmente. Para las feministas de género, el que la mujer cuide a los hijos y que el hombre trabaje fuera de casa, es una situación injusta y una opción inválida para la mujer.

Concientes de ello o no, muchas mujeres han sido influenciadas por esta ideología y deciden vivir “modernamente” y desentenderse de la crianza de sus hijos. Optan por que la abuela, en el mejor de los casos; una niñera o un “Centro de Estimulación Temprana” se hagan cargo de lo que naturalmente harían ellas mismas si siguieran su instinto maternal, su vocación de madres.

A Dios gracias, de las mujeres que trabajan fuera de casa, hay aquellas que sí desean realizarse como mamás y también como profesionales, y buscan encontrar un balance que no afecte la salud emocional y física de sus hijos y esposo. Más bien, desean que sus logros profesionales puedan beneficiar a los suyos económicamente, y más importante aun, en un plano de transmisión de experiencias y conocimiento que enriquezca las relaciones familiares. Y felizmente, la legislación está avanzando en esto.

Pero todos estos esfuerzos loables por mantener a la familia unida están incompletos. Sí, la presencia de la madre en el hogar es importante. ¿Y la del padre? ¿No es igual de importante? ¿O es que acaso él sí debe ser “el burro de carga” que sólo vale por su aporte económico a la casa? Pues no. Los padres también se merecen que luchemos para que se hagan leyes que les permitan realizarse como tales.

Un maravilloso primer avance en la lucha por los derechos de los padres en nuestro país es la denominada “Ley que concede el derecho de licencia por paternidad a los trabajadores de la actividad pública y privada”, que el pasado 19 de septiembre fue promulgada por el presidente García. Esta ley concede a los hombres que se conviertan en padres, una licencia remunerada de cuatro días hábiles y consecutivos, entre la fecha de nacimiento del nuevo bebé y la fecha en que la madre (esposa o conviviente) o el hijo o hija sean dados de alta por el centro médico respectivo. Es aplicable a los sectores público y privado, a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional del Perú.

A mí, personalmente, me ha dado mucho gusto esta ley que aporta a la consecución de una verdadera paternidad responsable. No una entendida como la predeterminación del número de hijos a tener y nada más. Sino una que acoja a todos los integrantes de la familia y que brinde la oportunidad, tanto a mujeres como a hombres, de dedicarse en cuerpo y alma a sus hijos. Ser una madre o un padre responsables no es simplemente darles techo, comida, educación y vestido. Lo más importante es poder darles amor y que los hijos perciban su amorosa presencia. Y a Dios gracias, hemos dado el primer paso.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Caridad en Internet

Tengo que confesar que padezco de una costumbre que linda con la adicción. El “objeto de mi deseo” es un mundo en el que las personas pueden expresar y escribir sobre lo que les interesa. Desde experiencias personales, pasando por temas científicos y artísticos, hasta los más detallados y exhaustivos análisis económicos y políticos. Esto no es otra cosa que la Blogósfera. Un blog – aquello de lo que se compone la Blogósfera – es una bitácora en Internet donde el o los editores de éste tienen la libertad de publicar cualquier cosa que deseen. De hecho, yo misma edito uno. Y en mi experiencia de “blogger” y de navegante por la Blogósfera, me he topado con muchas cosas. Algunas banales, otras más profundas. Pero de entre todas ellas llamó mi atención un blog en particular, tanto por el tema que trata como por su gran popularidad.

Me refiero al blog “Educando a mi Hijo” (www.educandoamihijo.com) de la familia Miskulin Gilardi. Una familia peruana como cualquier otra, sólo que a ellos les tocó la muchas veces incomprendida bendición de tener un hijo especial. Danko, el segundo y único varón de cuatro hijos, es autista. En 1987, cuando Danko fue diagnosticado de autismo Viviana, la mamá, y Danko, el papá, no sabían nada del tema, al igual que muchos médicos que no les auguraban un buen futuro. Sin embargo, el amor de esta familia los hizo expertos en la materia. Y con tanto amor y tanto conocimiento vieron en la blogósfera el mejor medio de ayuda a tantas familias que como ellos en algún momento, sienten miedo por el desconocimiento y el reto que les espera.

Podemos decir que el blog “Educando a mi Hijo” es un gran aporte para el logro del bien del hombre, y para fundamentar esta afirmación lo más adecuado es valerse de una herramienta confiable. Justamente, el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales de la Iglesia Católica, en su documento Ética en Internet, nos indica cuáles son los principios éticos fundamentales para valorar las comunicaciones sociales; categoría dentro de la que están los blogs e Internet en su totalidad. El primer principio es tener a la persona humana y a la comunidad humana como el fin y la medida de la utilización de los medios de comunicación social. El objetivo de las comunicaciones sociales debe ser el desarrollo integral de las personas. El bien común es el segundo principio y consiste en brindar todas aquellas condiciones que permitan a las personas y a los grupos lograr sus más plena perfección. Finalmente, está el principio de la solidaridad. Ella predispone a la gente a proteger y a promover el bien común. Es una determinación firme y perseverante que busca con ansias el bien común.

Es evidente cómo “Educando a mi Hijo” cumple con los tres principios. Y lo más alentador de todo, es que estos principios no se oponen a la popularidad y aceptación de un medio de comunicación, como sería en este caso un blog. La más saltante prueba es el éxito rotundo de la familia Miskulin Girardi en el Blog Day 2009. En este evento, que en el Perú se realiza el último sábado de agosto, también se lleva a cabo el concurso 20 Blogs Peruanos. Ya habiendo sido ganador de la categoría Familia en 20 Blogs Peruanos 2008, “Educando a mi Hijo” fue el ganador indiscutible de la edición 2009; llevándose los premios de Blogstar, que se disputa entre los ganadores de la edición anterior; y del Blog más votado, categoría principal del concurso.

Esta clase de experiencias en Internet es esperanzadora. Ver cómo Internet nos permite formar vínculos de amor, en los que el objetivo único y rector es “amar al otro como a nosotros mismo”. Existe la creencia errada de que lo inmoral vende. Qué aquello que se orienta por valores es impopular. Pero “Educando a mi Hijo” nos ha demostrado todo lo contrario. Nos ha probado cómo el orientarse a la persona humana y a su comunidad, al bien común y a la solidaridad genera en las personas una conexión importante, una gran empatía. Siguiendo ejemplos como éste, lograremos que Internet se convierta en un instrumento valiosísimo para la consecución de una civilización hecha por y para el amor.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Soundtrack de la Vida

Hace dos días le preguntaba a alguien si iría al concierto de los Hombres G, que se realizará este sábado. La respuesta recibida fue un rotundo SÍ. Y la explicación a tal respuesta fue que los Hombres G le recuerdan a esta persona sus mejores juergas, sus mejores amigos y enamoradas (no pude evitar preguntarme quién o quiénes sería(n) la(s) chicas(s) cocodrilo de su pasado);…, en fin, la emoción que pude ver en su rostro me decía que los Hombres G fueron parte importante del Soundtrack de su vida.

El Soundtrack o Banda Sonora de una película es el conjunto de todas aquellas canciones que le dan emoción al film. Aquellas que ayudan muchísimo a que los espectadores tiemblen de miedo, sientan su corazón romperse ante una escena dolorosa o se les escarapele la piel en un momento romántico. ¡Imagínense qué sería de las películas si no hubiera alguien que idease todas aquellas canciones que le ponen sazón y sabor al séptimo arte!

De igual manera, cada uno, a lo largo de la vida, acompaña sus vivencias de innumerables melodías que de escucharse ya pasado bastante tiempo, pueden llevarnos hacia atrás a revivir aquello que creíamos olvidado. Todo este conjunto musical es a lo que yo llamo el Soundtrack de la vida.

¿Se acuerdan de las canciones que estaban de moda cuando eran niños? Yo me acuerdo de una de Maná llamada Cómo Te Deseo. Puedo verme en la clase de Segunda Etapa “K”, con solo cinco años, con mis compañeritos todos danzando porque a la profesora se le ocurrió poner esa canción para bailar. O el famoso Meneito, cuyo bailecito pegajoso hasta ahora puede salir a relucir en algún momento de insensatez. ¡También las canciones de los Enanitos Verdes! Cómo olvidar “Yo necesito tu amor, dame tu amooor. Yo necesito tu amor, igual que ayer”. Es más, yo solía coger mis lapicitos de color verde que ya estaban muy pequeños de tanto tajarlos y decir que esos eran mis enanitos verdes.

Uno va creciendo y va acompañándose de las canciones que escucha a su alrededor. Estas pueden ser las que suenan en la radio, como en mi caso Estoy Aquí de Shakira o Poco a Poco de Torbellino. Y también aquellas que años atrás fueron hits y que los padres escuchan recordando sus mejores momentos. Las canciones de este tipo que yo cantaba eran See You In September (no sé quién era la intérprete) o Teacher’s Pet de Doris Day.

¡Y llega la adolescencia! Y con ella las fiestas, los chicos, las chicas. Todo un mundo nuevo por explorar y miles de sensaciones que experimentar. Y esta época es la que está más marcada por la música. Creo que es ese poder mágico que ella posee lo que nos atrae. Nos hace sentir libres en una etapa en la que deseamos tanto volar. Me imagino que la mayoría de ustedes recuerda qué canción escuchaba cuando llegó el primer amor o la primer decepción. El primer quinceañero y el viaje de promoción.

Y así pasa la vida, y con ella siempre habrá algún cantante o compositor en pleno apogeo, o tal vez ya dejado al recuerdo de unos pocos, que sin saberlo, se convierta en parte de nuestra vida, en cómplice de nuestros planes, en un amigo en los momentos difíciles o en aquel verdugo que nos tortura al hacernos recordar algo muy doloroso para nosotros.

Y ustedes, amigos míos, ¿qué canciones consideran que son parte del Soundtrack de sus vidas?

miércoles, 21 de octubre de 2009

Te Amo


Hace algunos días vengo reflexionando sobre el amor. Más específicamente, vengo cuestionando la existencia del amor de pareja. Porque sin duda el amor de padres a hijos existe. Lo vivo día a día, tanto con mis padres de la Tierra como con mi Padre Celestial. Sin embargo, tengo la sensación de haberme vuelto un poco escéptica sobre la posibilidad de amor verdadero entre un hombre y una mujer.

Y es que es difícil encontrar parejas que realmente se amen. No hablo de enamorados o novios que tengan una buena relación. Aun cuando ésta tenga varios años, la convivencia cambia las cosas por completo. Hasta el “simple hecho” de firmar un papel que los declare marido y mujer, cambia la figura.

Yo me pregunto, a propósito de eventos nupciales de gente que conozco, acontecidos hace poco o que pronto ocurrirán, cómo es que están seguros del paso que van a dar. Asumir un compromiso de por vida de tal naturaleza es algo muy serio. No por el hecho de que sea de por vida. La cadena perpetúa es hasta la muerte y no tiene precisamente la seriedad de la unión de un hombre y una mujer. La magnitud del matrimonio viene del saber que uno ama al otro y que el otro nos ama. Vuelvo sobre la cuestión: ¿Cómo estar seguros? ¿Cómo saber que uno está amando? ¿Cómo saber que se está siendo amado? Me parece tan gracioso cómo es que los enamorados llaman a sus parejas “amor” así de fácil. Sin saber lo que realmente están diciendo. “Amor”… ¡qué palabra tan compleja!

A pesar de tener un lado escéptico, muy dentro de mí guardo la esperanza de que el amor de pareja exista. Que no sea solamente un truco publicitario para vendernos (sobre todo a las mujeres) discos de baladas, películas románticas, chocolates, flores y osos de peluche con un corazón grabado con “I Love You”.

Tengo la esperanza de que aquellas canciones tan hermosas que alguna vez (muy de vez en cuando, si lo analizamos) escuchamos en la radio vengan del corazón de un compositor que realmente ama. Alguien que lleve más de veinte años de casado y que pueda observar, mientras su esposa hace sus tareas cotidianas, cómo es que sigue siendo tan bella como la primera vez. ¡Qué digo! No igual de bella, ¡más bella aún! Más madura, más sabia. Con un corazón más grande por el amor que desborda, amor que da sin condición a su familia, y quien sabe, puede que también a todos los que la rodean. Bella sin importar si tiene uno o muchos kilos de más, o de menos. Si es abuela o si vuelve a ser madre después de tiempo. Bella porque ella es así. Bella porque él la ama y lo puede ver.

Con el deseo que mi esperanza tenga fundamento, aquí les dejo una canción muy especial. Espero, chicas, que dentro de muchos años, sus esposos puedan dedicarles una canción como esta. Les deseo, chicos, que luego de varias décadas con una mujer, la sigan viendo tan bella como la primera vez. ¡Qué digo! ¡Más bella aún!

Te Amo – Alexander Acha

Amo toda tu figura modelo de lo increíble
Belleza y virtud en una tu soltura al perdonar
No dejas morir a nadie y vas sembrándonos ilusiones
Tú no sabes lo que causas
Creo que aun no te has dado cuenta
Haces que la gente agradezca tu existencia

Te amo más que a un nuevo mundo
Más que a un día perfecto
Más que a un suave vino
Más que a un largo sueño
Más que a la balada de un niño cantando
Más que a mi música más que a mis años
Más que a mis tristezas más que a mis quehaceres
Más que a mis impulsos más que a mis placeres
Más que a nuestro juego preferido
Más aun que esto te amo

Amo toda tu persona parábola de la vida
Poderosa cenicienta
Tu destreza para amarnos
No olvidas dolor de nadie y te desvives por alegrarnos
No has notado lo que eres y me aterra que lo notes
Haces que las rosas se peleen por ser tu broche

Te amo más que a un nuevo mundo
Más que a un día perfecto
Más que a un suave vino
Más que a un largo sueño
Más que a la balada de un niño cantando
Más que a mi música más que a mis años
Más que a mis tristezas más que a mis quehaceres
Más que a mis impulsos más que a mis placeres
Más que a nuestro juego preferido
Más aun que esto te amo

Más que un largo viaje
Más que a un rubio campo
Más que a un viejo amigo
Más que a cualquier santo
Más que a tu pureza adornada de errores
Más que a tu tenacidad que no se rompe
Más que a tu alegría más que a tus colores
Más que a tu sensualidad que crees que escondes
Más que a nuestro beso primero
Más aun que esto te amo
Más que a nuestro beso primero
Más aun que esto te amo
Más que a nuestro beso primero
Más aun que esto te amo más
Que a nuestra mágica noche de bodas
Más aun que esto te amo… te amo

jueves, 17 de setiembre de 2009

Aquella Amistad


Ayer en la noche, muy tarde ya, conversé por messenger con una amiga muy especial luego de mucho tiempo. Yo me encontraba muy cansada, había pasado un día entero de trabajo duro y aún tenía cosas que hacer para presentar hoy día a las 7am. Sin embargo, todo mi ser me impedía decirle “Claudia, sabes, estoy muy ocupada y exhausta, otro día hablamos”. Y es que Claudia es mi gran amiga, aunque la vida nos haya llevado por caminos distintos y nos haya alejado. Es como la canción de Presuntos Implicados que dice “Cómo hemos cambiado. Qué lejos ha quedado aquella amistad”.

A Claudia la conocí hace cuatro años, cuando estudiábamos francés. Ella era una persona muy diferente a mi. Desde la clase de infancia que habíamos tenido, los colegios en los que habíamos estudiado, nuestros intereses profesionales, nuestro punto de vista sobre el amor, la vida, ...; hasta el hecho de que yo soy omnívora y ella era vegetariana. Un sinnúmero de diferencias que no valían nada a comparación de aquella conexión especial que había surgido entre nosotras. Tal vez ella fue para mi la hermana que nunca tuve.

Ella fue a la amiga a quien le pude confiar algún rinconcito de mi corazón que nunca antes había compartido. Con ella conversé de temas tontos y banales, y también sobre aquello realmente importante. Ella me contaba lo que le sucedía y yo hacía lo mismo. Muchas veces estuvimos en desacuerdo pero nunca lo suficiente como para romper aquella amistad.

Así pasaron cerca de tres años. Pero ambas caminabamos por nuestras propias vidas, nuestros propios rumbos. Terminamos todos los cursos de francés y dejamos de vernos. Solíamos comunicarnos, pero la vida fue llenándose de ocupaciones y el contacto fue diminuyendo. Yo continué por el mismo camino, ella cambió de dirección.

Hace poco nos pusimos al día de nuestras vidas. Ella se había casado y ahora vive algo cerca de mi casa junto con su esposo. Dejó de ser vegetariana para incluir en su dieta carnes blancas y ahora piensa su futuro en pareja.

Ayer que conversamos algunos minutos por messenger, la sentí tan cerca como hace algunos años atrás. Tan amiga mía, tan hermana. No pude evitar reconocer que me hace falta, que la extraño muchísimo y que añoro aquella amistad. Sé que no se rompió, eso nunca sucederá. Pero ya no es lo mismo.

Este post se lo dedico a ella, a Claudia, quien recién ayer se enteró de la existencia de La Flor del Jacarandá. Conversamos sobre algunos de mis posts, y ahora escribo uno en su nombre. Para mi gran amiga, mi cómplice, mi hermana.

martes, 1 de setiembre de 2009

Sola al Volante


Ocurrió el miércoles pasado al medio día. Estaba en mi casa, estudiando para un examen que me tocaría más tarde. Decidí ir a nadar. Noté que ya no tenía reacondicionador ni jabón. Así que fui a la farmacia, a una de las que quedan cerca de mi casa. Ya casi estando de vuelta, llamé a mi papá que se encontraba en el trabajo y le dije: “Papá, voy a ir a nadar. ¿Puedo ir yo sola?”. Él me dijo “Claro”, pero yo expliqué “Yo sola en el carro”, a lo que él respondió “Claro que sí”.

Y es que a pesar de contar con licencia para matar, perdón, licencia para conducir desde hace algunos meses, nunca antes había tenido la “osadía” de conducir yo sola. Supongo que en parte porque recién estaba acostumbrándome a la camioneta (muy alta por cierto) que me correspondería conducir, y también porque el tráfico de Arequipa está cada día peor; así que quería asegurarme de aprender algunos truquillos antes de enfrentarme a ticos y combis imprudentes, peatones con alma suicida o mente descuidada (o ambas), semáforos ubicados con mal criterio, policías algo (o muy) desorientados, “by passes” con crucero peatonal al final,… en fin, con innumerables obstrucciones que harían de mi vida como conductora una experiencia que podría ser calificada de cualquier cosa, menos de aburrida.

Regresando al miércoles pasado. Preparé mi mochila con todo lo necesario y me dispuse a emprender mi pequeña aventura automovilística que no duraría más de cinco minutos. Mi mamá había llegado a la casa, así que se ofreció muy insistentemente en ayudarme con la puerta del garaje y en guiarme para salir de la casa. Antes de subir al asiento del conductor me dijo “Persígnate tres veces”. Esta vez le hice caso sin chistar. Y luego me pidió “Me llamas apenas llegues al Inter”.

El camino de ida no tuvo mayores inconvenientes que los de costumbre. El que encabeza la lista es un semáforo que recientemente colocaron al finalizar una callecita angosta por la que casi nunca pasan carros, pero sí en la transversal. Por suerte no hubieron muchos carros queriendo ir por la transversal, así que rápidamente salí de ahí. Llegué al club, entré, llegué a la piscina, estacioné, bajé, puse la alarma, llamé a mi mamá y a nadar. De regreso, la misma historia sólo que en reversa.

Ya cuando estaba a media cuadra de mi casa, divisé la puerta del garaje abierta de par en par. Ya estaba ahí la otra camioneta, signo indiscutible de que mi papá estaba en casa. Así que me dispuse a ingresar. Mi papá salió presuroso para dirigirme ya que es un poco complicado hacer entrar a dos vehículos de tal anchura. Cuando ubiqué correctamente el vehículo, lo apagué y bajé. Mi papá se paró cerca de la puerta y luego me abrazó. Mi mamá hizo lo mismo cuando ingresé a la casa.

Supongo que a mis 21 años puede parecer algo exagerado todo lo acontecido por el simple hecho de salir en el auto sin compañía. Pero a mi me gustó. No sé. Creo que me sentí querida y protegida por mis padres, que siempre estarán pendientes de mi, ya sea aquí o yo estando lejos de ellos, creciendo y volando como todos lo hacemos.

Así que espero que lo ocurrido el miércoles se repita. Muchas salidas en auto y mucho amor de mis padres. En realidad, estoy cien por ciento segura de que se repetirá.

viernes, 21 de agosto de 2009

El Jacarandá Está Floreciendo


Esta mañana, cuando regresaba a mi casa de la universidad, pasé como tantas veces, por un jacarandá ubicado estratégicamente al final de un puente y al inicio de una avenida, y noté que éste estaba floreciendo. Me dio mucho gusto, me causó una sensación agradable. Eran tantas sus flores que hasta habían caído algunas formando un simpático círculo lila alrededor de éste. ¡Y pensar que hasta hacía poco ese jacarandá lucía desnudo y seco! ¡Y ahora se le veía tan lleno de vida!

En ese momento tuve la sensación de que todo me iría muy bien. Al fin y al cabo, el árbol floreciendo era un jacarandá y no cualquier otro árbol ajeno a mi. Y realmente, se cumplió aquella premonición.

Ahora me encuentro terminando una etapa de mi vida. Y debo concluirla bien y a su debido tiempo. No debo dilatar este final para así poder continuar creciendo en esta aventura increíble y hermosa llamada vida. Pero las cosas a veces parecen difusas y confusas; así las estaba viendo yo desde el martes. No obstante, el panorama empezó a aclararse hoy día, y aquella sensación tan singularmente agradable que me había causado ver aquel jacarandá lleno de flores regresó a mi.

Es fascinante como Dios tiene infinitas formas para guiarnos y encausarnos por “el buen camino”. Aquel camino que nos proporciona una paz interna que a su vez nos permite continuar con una visión aún más clara de las cosas. Y eso fue lo que experimenté hoy día.

viernes, 14 de agosto de 2009

El Verdadero Amor


Uno de mis libros favoritos es “El Canto del Pájaro”, de Anthony de Mello. Es un libro de pequeños cuentos, seguidos por también pequeñas reflexiones que hace el autor. En mi opinión, es una de las mejores obras que existe en la literatura de humanidad. Y no las por razones que un estudioso de la literatura haría tal afirmación; sino porque en la sencillez de sus cuentos encontramos una gran espiritualidad. Son cuentos que nos transportan a lo más íntimo de nuestro ser para así confrontarnos con La Realidad, una Realidad más grande que lo inmenso del universo, y más verdadera que aquello que parece evidente.

En este libro, creo yo, uno puede encontrar algunas pistas que nos lleven al conocimiento de la naturaleza de Dios, del Padre.

Aquí, un cuento que sé les será de gran ayuda en tal cometido. Léanlo lentamente, interiorizando la enseñanza que les revela esta narración, y seguramente experimentarán el Verdadero Amor.


NO CAMBIES

Durante años fui un neurótico. Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que yo era.
Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara.
Y también con él estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendido con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día me dijo: «No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte».
Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: «No cambies. No cambies. No cambies... Te quiero...».
Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡Oh, maravilla!, cambié.

Ahora sé que en realidad no podía cambiar hasta encontrar a alguien que me quisiera, prescindiendo de que cambiara o dejara de cambiar.
¿Es así como Tú me quieres, Dios mío?
.
.
Pueden encontrar el libro completo en: http://es.geocities.com/mq552003/mar24.htm

martes, 11 de agosto de 2009

Un Libro Sobre La Familia


Resulta interesante como un libro nos puede llevar a reflexionar sobre la profundidad y significación de nuestra existencia al tratar el tema del matrimonio. En un mundo donde lo superficial está de moda, la moral es subjetiva y las relaciones interpersonales sólo se ven como un medio para auto beneficiarse, la familia se ve amenazada por todas estas “tendencias”, estas “formas de ver la vida” y está en constante riesgo de convertirse en un lugar donde se está físicamente juntos, mas no acompañados ni mucho menos comunicados. La familia está en peligro de convertirse en un mero grupo de personas cuyo único denominador común sea la genética.

“Familia Hoy Amor Conyugal”, escrito por José Manuel Rodríguez Canales, expone cómo, por desconocimiento de la propia naturaleza humana y de la del cónyuge, uno puede “dejarse llevar” y fracasar en el trascendental proyecto de ser familia. Explica como la común unión de dos personas, hombre y mujer, complejos y llamados al amor, cada uno unidad de cuerpo, alma y espíritu; implica trabajo arduo y constante en el mantenimiento de su relación y en el crecimiento de su amor.

Manuel Rodríguez presenta cómo las parejas se cierran al diálogo, a la comprensión mutua que llevaría a la pareja a buscar la complementariedad, a la vez que brinda consejos útiles para vencer la barrera del mutismo. También hace una descripción de las distintas etapas cronológicas del matrimonio y menciona las crisis esperadas – aquellas que se encuentran dentro de los límites de lo cotidiano – que podrían surgir en cada una de ellas, incluyendo aproximaciones de sus posibles soluciones. Finalmente, menciona algunas crisis inesperadas, dándonos buenos consejos sobre cómo superarlas.

“Familia Hoy Amor Conyugal” es un libro que yo recomiendo a todas las personas, sean o no casadas, puesto que a partir del análisis de la naturaleza humana, le brinda al lector la posibilidad de cuestionar los fundamentos de su existencia, lo que le da la oportunidad de ser mejor cónyuge (o futuro cónyuge) o en todo caso, de ser mejor ser humano.

lunes, 10 de agosto de 2009

Mère Teresa de Calcutta


Plusieurs fois, on se demande ce qui se passe dans le monde. On veut savoir pourquoi il y a tant de personnes pauvres au tour de la planète. Peut–être on pense que c’est impossible de changer cette terrible situation. Quelques fois on considère qu’on ne peut rien faire pour que la Terre se devienne un meilleur lieu. Mais quelqu’un a dit « Je sais bien et le savent chacun de mes sœurs, que ce nous réalisons est moins qu'une goutte dans l'océan. Mais si la goutte manquait, l'océan manquerait de quelque chose. » Cette personne a changé une partie de la Terre, en faisant une congrégation religieuse avec seulement l’amour, une congrégation qui aide beaucoup de personne au tour du monde. Elle s’a appelé Teresa de Calcutta.

Elle est née le 26 août 1920, en Skopje, une ville de l’Albanie. Elle a été baptisée avec le nom Gonxha Agnes Bojaxhiu. Quand Gonxha avait huit ans, son père est mort. Cet événement a laissé la famille avec des problèmes économiques, mais sa mère a élevé ses enfants avec fermeté et amour, en étant une influence dans la plus jeune de ses enfants.

Quand Gonxha avait dix-huit ans elle a laissé sa maison pour être partie des Soeurs de Loreto, en Ireland, avec le souhaite de se devenir une missionnaire. C’est là-bas où elle a reçu le prénom Sœur Marie Teresa. En 1929, elle est arrivée au Calcutta, en Inde. Après elle a reçu ses voeux, elle a voyagé à la communauté appelée Loreto Entally, au Calcutta, pour être professeur. Quelques années après, elle est devenue directrice de cette institution éducationnelle. Elle a appris à ses élèves à aimer toutes les personnes avec joie, charité, altruisme et courage.

En 1946, la Sœur Teresa a voyagé à Darjeeling pour être partie d’une retraite spirituelle. En ce voyage elle a écouté l’appel de Dieu et a découvert sa vocation de service aux personnes les plus pauvres. Jésus lui a dit : « Viens et sois ma lumière ». Il lui a fait connaître sa peine pour le manque de mémoire des pauvres, sa douleur pour l'ignorance de Lui et lui désir d'être aimé par eux. Jésus lui a demandé créer la Congrégation « Missionnaires de la Charité » pour aider aux plus pauvres parmi les pauvres. Deux années ont passé avant de recevoir l’autorisation nécessaire et en 1948 elle a porté par première fois le Sari blanc et bleue et elle a traversé les portes du très aimé Convent de Loreto pour entrer dans le monde des pauvres.

La Mère Teresa est restée pendant un temps avec les Petites Sœurs des Pauvres et elle a soigné des enfants affamés, des personnes malades et des familles pauvres. Elle commençait chaque jour en faisant la communion et en portant un chapelet pour servir à Jésus à travers des pas acceptés. Quelques mois plus tard, quelques-unes de ses vielles élèves se sont unies à elle. La graine qu'elle avait plantée a eu des fruits et tout l'amour qu'elle a appris ses élèves avait un résultat merveilleux.

Le 7 octobre 1950 a été établi officiellement, dans l'Archidiocèse de Calcutta, la nouvelle Congrégation des Missionnaires de la Charité. Au début des années soixante, Mère Teresa a commencé à envoyer ses Soeurs à autres parties de l’Inde. La première maison des Soeurs de la Charité ouvert à l’étrangère a été au Venezuela. Après, maisons dans tout le monde ont été ouvertes, en incluant la Cuba, l’Albanie et tous les pays de la vielle Union Soviétique.
Pour répondre d'une meilleure façon aux nécessités physiques et spirituelles des pauvres, Mère Teresa a fondé les Frères Missionnaires de la Charité en 1963, en 1976 la branche Contemplative des Soeurs, en 1979 les Frères Contemplatifs et en 1984 les Pères Missionnaires de la Charité. Cependant, son inspiration n'était pas seulement limitée à ceux qui ont senti la vocation à la vie religieuse. Elle a créé les Collaborateurs de Mère Teresa et les Collaborateurs Malades et Souffrants, gens de croyances et nationalités différentes avec lesquels elle a partagé son esprit de la prière, simplicité, sacrifice et son apostolat basé sur travaux humbles d'amour. Plus tard, cet esprit a aussi inspiré les Missionnaires Laïques de la Charité. En réponse aux pétitions de beaucoup de prêtres, Mère Teresa a aussi commencé en 1981 le Mouvement Sacerdotal Corpus Christi comme un petit chemin à sainteté pour ceux prêtres qui veulent partager son charisme et esprit.

Pendant ces années de développement rapide, le monde a commencé prendre garde à Mère Teresa et au travail qu'elle avait commencé. Les nombreux prix, en commencement avec le Prix hindou Padmashri en 1962 et avec une façon beaucoup plus notoire le Prix Nobel de la Paix en 1979, ont fait honneur à son travail. Au même temps, les moyens de communication ont commencé suivre ses activités avec un plus grand intérêt chaque fois.

Pendant les dernières années de sa vie, malgré les de plus en plus sérieux problèmes de santé, Mère Teresa a continué à diriger son Institut et répondre aux nécessités du pauvre et de l'Église. Elle est morte le 5 septembre 1997, mais son travail est présent jusqu’aujourd’hui. Toute sa vie est un témoignage d’amour pour Jésus qui est dans les coeurs des plus pauvres.


sábado, 18 de julio de 2009

Autoayuda para los que no quieren ayudarse


Ahora que he decidido hacerme cargo de mi blog (de algún modo tengo que justificar su existencia), pensaba en el tema más apropiado para este post. La verdad es que las opciones fueron muchísimas, cada una más interesante y compleja que la otra. Y es que luego de tanto tiempo en la universidad, he aprendido muchísimo sobre lo cual se podría iniciar un tema de discusión. Sin embargo, estos años de estudio, también me han traído - y no sólo a mi, sino a mis compañeros también – mucho estrés, un reloj biológico inestable por lo irregular de los horarios y a Dios gracias no en mi caso, problemas gastrointestinales.

Así que me decidí por escribir sobre un libro de autoayuda. No porque la vida universitaria nos haya hecho necesitarlo, ¿o sí?, sino porque en esta ocasión comentaré un libro muy diferente a todos los demás libros del género. Se titula “Yo Me He Llevado Tu Queso”, el autor es el periodista "freelance" sudafricano Darrel Bristow-Bovey y es perfecto para desestresarse en menos de una tarde, que es lo que toma leer su obra acompañándose de un cafecito y de unas galletitas.

“Yo Me He Llevado Tu Queso” nos revela una realidad que, aunque evidente, no llega a ser realmente comprendida por la mayoría de nosotros. Si bien es cierto, muchos libros de autoayuda parecen ser escritos en un momento de inspiración divina, están muy lejos de ser realmente útiles, ¿por qué? Porque nos indican una serie de pasos, a veces muy larga, que debemos realizar para mejorar. Como señala Darrel Bristow-Bovey, si pudiéramos realizar todo aquello que señalan los libros de autoayuda, no los estaríamos leyendo, no los necesitaríamos. En respuesta, él propone algo más sencillo y factible: dejemos que nuestras mejoras las realicen los demás. Su mantra es “Todo se puede fingir”.

¿Todo se puede fingir? No me sorprendería que se lo estén preguntando. La respuesta es sí. De alguna forma, las mejoras o desmejoras que sufre nuestra persona son causadas por quienes nos rodean y no necesariamente por nosotros mismos. Recordemos el refrán “Hazte de fama y échate a la cama”. Exactamente de eso habla Bristow-Bovey. Nuestras acciones dan pie a que los demás empiecen a imaginar aquello que desconocen de nosotros. El quid del asunto está en que los demás imaginen que somos mejores de lo que en realidad somos, y para eso hay que dar las señales correctas. ¿Quieren saber cuáles? Entonces lean el libro. Es la forma más efectiva y divertida de entenderlo a cabalidad.

Entenderlo, porque “dar señales” es algo que hacemos constantemente, aunque casi siempre de manera inconciente. A veces de manera incorrecta y a veces de forma acertada. Recuerdo el primer semestre en la universidad, el curso de Introducción a la Vida Universitaria. Por profesor tenía a un hombre joven, de veintinueve años. Muy alto y delgado, de pequeños ojos verdes. Él nos enseñaba sobre temas trascendentales. Intentábamos responder a preguntas como “¿Por qué existo?”, “¿Cuál es el sentido de mi vida?” y otras por el estilo. Veíamos películas de contenidos profundos y escribíamos sobre ellas (de hecho, el artículo anterior sobre la película Gattaca lo escribí para su curso). Lo cierto es que, clase a clase, mis compañeras fueron impresionándose de su profesor. Y es porque esos temas dieron pie a que las chicas de mi clase imaginaran que su profesor era un hombre muy interesante. No digo que no lo fuera, no digo que no lo sea. El hecho es que no contábamos con elementos suficientes como para aseverarlo dado el limitado contacto universitario de tres horas académicas a la semana. No obstante, esas escasas horas sí fueron suficientes como para que cualquier alumna dibujase una imagen mental que completase lo que no conocía de su profesor.

Explicaciones más exactas y útiles sobre cómo dejar que los demás realicen nuestras mejoras las encontrarán en “Yo Me He Llevado Tu Queso”. De verdad se los recomiendo. Y no para que dejen de esforzarse en ser mejores cada día; sino para que puedan relajarse un poco en el proceso y sacar provecho de las percepciones que los demás puedan tener de nosotros.

Extractos del libro en Google Libros: http://books.google.com.pe/books?id=fpCNkdYzi9YC&dq=yo+me+he+llevado+tu+queso&printsec=frontcover&source=bn&hl=es&ei=vTVhSobhDqKEtgesw43sDw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=8