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lunes, 30 de noviembre de 2009

Caridad en Internet

Tengo que confesar que padezco de una costumbre que linda con la adicción. El “objeto de mi deseo” es un mundo en el que las personas pueden expresar y escribir sobre lo que les interesa. Desde experiencias personales, pasando por temas científicos y artísticos, hasta los más detallados y exhaustivos análisis económicos y políticos. Esto no es otra cosa que la Blogósfera. Un blog – aquello de lo que se compone la Blogósfera – es una bitácora en Internet donde el o los editores de éste tienen la libertad de publicar cualquier cosa que deseen. De hecho, yo misma edito uno. Y en mi experiencia de “blogger” y de navegante por la Blogósfera, me he topado con muchas cosas. Algunas banales, otras más profundas. Pero de entre todas ellas llamó mi atención un blog en particular, tanto por el tema que trata como por su gran popularidad.

Me refiero al blog “Educando a mi Hijo” (www.educandoamihijo.com) de la familia Miskulin Gilardi. Una familia peruana como cualquier otra, sólo que a ellos les tocó la muchas veces incomprendida bendición de tener un hijo especial. Danko, el segundo y único varón de cuatro hijos, es autista. En 1987, cuando Danko fue diagnosticado de autismo Viviana, la mamá, y Danko, el papá, no sabían nada del tema, al igual que muchos médicos que no les auguraban un buen futuro. Sin embargo, el amor de esta familia los hizo expertos en la materia. Y con tanto amor y tanto conocimiento vieron en la blogósfera el mejor medio de ayuda a tantas familias que como ellos en algún momento, sienten miedo por el desconocimiento y el reto que les espera.

Podemos decir que el blog “Educando a mi Hijo” es un gran aporte para el logro del bien del hombre, y para fundamentar esta afirmación lo más adecuado es valerse de una herramienta confiable. Justamente, el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales de la Iglesia Católica, en su documento Ética en Internet, nos indica cuáles son los principios éticos fundamentales para valorar las comunicaciones sociales; categoría dentro de la que están los blogs e Internet en su totalidad. El primer principio es tener a la persona humana y a la comunidad humana como el fin y la medida de la utilización de los medios de comunicación social. El objetivo de las comunicaciones sociales debe ser el desarrollo integral de las personas. El bien común es el segundo principio y consiste en brindar todas aquellas condiciones que permitan a las personas y a los grupos lograr sus más plena perfección. Finalmente, está el principio de la solidaridad. Ella predispone a la gente a proteger y a promover el bien común. Es una determinación firme y perseverante que busca con ansias el bien común.

Es evidente cómo “Educando a mi Hijo” cumple con los tres principios. Y lo más alentador de todo, es que estos principios no se oponen a la popularidad y aceptación de un medio de comunicación, como sería en este caso un blog. La más saltante prueba es el éxito rotundo de la familia Miskulin Girardi en el Blog Day 2009. En este evento, que en el Perú se realiza el último sábado de agosto, también se lleva a cabo el concurso 20 Blogs Peruanos. Ya habiendo sido ganador de la categoría Familia en 20 Blogs Peruanos 2008, “Educando a mi Hijo” fue el ganador indiscutible de la edición 2009; llevándose los premios de Blogstar, que se disputa entre los ganadores de la edición anterior; y del Blog más votado, categoría principal del concurso.

Esta clase de experiencias en Internet es esperanzadora. Ver cómo Internet nos permite formar vínculos de amor, en los que el objetivo único y rector es “amar al otro como a nosotros mismo”. Existe la creencia errada de que lo inmoral vende. Qué aquello que se orienta por valores es impopular. Pero “Educando a mi Hijo” nos ha demostrado todo lo contrario. Nos ha probado cómo el orientarse a la persona humana y a su comunidad, al bien común y a la solidaridad genera en las personas una conexión importante, una gran empatía. Siguiendo ejemplos como éste, lograremos que Internet se convierta en un instrumento valiosísimo para la consecución de una civilización hecha por y para el amor.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Soundtrack de la Vida

Hace dos días le preguntaba a alguien si iría al concierto de los Hombres G, que se realizará este sábado. La respuesta recibida fue un rotundo SÍ. Y la explicación a tal respuesta fue que los Hombres G le recuerdan a esta persona sus mejores juergas, sus mejores amigos y enamoradas (no pude evitar preguntarme quién o quiénes sería(n) la(s) chicas(s) cocodrilo de su pasado);…, en fin, la emoción que pude ver en su rostro me decía que los Hombres G fueron parte importante del Soundtrack de su vida.

El Soundtrack o Banda Sonora de una película es el conjunto de todas aquellas canciones que le dan emoción al film. Aquellas que ayudan muchísimo a que los espectadores tiemblen de miedo, sientan su corazón romperse ante una escena dolorosa o se les escarapele la piel en un momento romántico. ¡Imagínense qué sería de las películas si no hubiera alguien que idease todas aquellas canciones que le ponen sazón y sabor al séptimo arte!

De igual manera, cada uno, a lo largo de la vida, acompaña sus vivencias de innumerables melodías que de escucharse ya pasado bastante tiempo, pueden llevarnos hacia atrás a revivir aquello que creíamos olvidado. Todo este conjunto musical es a lo que yo llamo el Soundtrack de la vida.

¿Se acuerdan de las canciones que estaban de moda cuando eran niños? Yo me acuerdo de una de Maná llamada Cómo Te Deseo. Puedo verme en la clase de Segunda Etapa “K”, con solo cinco años, con mis compañeritos todos danzando porque a la profesora se le ocurrió poner esa canción para bailar. O el famoso Meneito, cuyo bailecito pegajoso hasta ahora puede salir a relucir en algún momento de insensatez. ¡También las canciones de los Enanitos Verdes! Cómo olvidar “Yo necesito tu amor, dame tu amooor. Yo necesito tu amor, igual que ayer”. Es más, yo solía coger mis lapicitos de color verde que ya estaban muy pequeños de tanto tajarlos y decir que esos eran mis enanitos verdes.

Uno va creciendo y va acompañándose de las canciones que escucha a su alrededor. Estas pueden ser las que suenan en la radio, como en mi caso Estoy Aquí de Shakira o Poco a Poco de Torbellino. Y también aquellas que años atrás fueron hits y que los padres escuchan recordando sus mejores momentos. Las canciones de este tipo que yo cantaba eran See You In September (no sé quién era la intérprete) o Teacher’s Pet de Doris Day.

¡Y llega la adolescencia! Y con ella las fiestas, los chicos, las chicas. Todo un mundo nuevo por explorar y miles de sensaciones que experimentar. Y esta época es la que está más marcada por la música. Creo que es ese poder mágico que ella posee lo que nos atrae. Nos hace sentir libres en una etapa en la que deseamos tanto volar. Me imagino que la mayoría de ustedes recuerda qué canción escuchaba cuando llegó el primer amor o la primer decepción. El primer quinceañero y el viaje de promoción.

Y así pasa la vida, y con ella siempre habrá algún cantante o compositor en pleno apogeo, o tal vez ya dejado al recuerdo de unos pocos, que sin saberlo, se convierta en parte de nuestra vida, en cómplice de nuestros planes, en un amigo en los momentos difíciles o en aquel verdugo que nos tortura al hacernos recordar algo muy doloroso para nosotros.

Y ustedes, amigos míos, ¿qué canciones consideran que son parte del Soundtrack de sus vidas?